Bandslam

- Padre, confieso que he pecado.

- ¿Qué ha sido pues, hijo mío?

- He visto una peli de adolescentes yankis en un instituto y me ha gustado.

- Mmmmm. Eso no tiene perdón de Dios muchacho... y menos que lo confieses abiertamente en un blog de reconocido prestigio como este!

Pues sí. He de decir que la peli en cuestión, Bandslam, la pusieron en el típico viaje en el AVE en el que no tienes cosas mejores que hacer que tragarte lo que te echen. Si uno mira el cartel de la película, con la morena de High School Musical de frente con una guitarra eléctrica, dan ganas de salir corriendo. Y aun así, me la tragué, y bastante a gusto.

De todas formas no voy a hacer una crítica de la película, eso se lo dejo a otros. Pero me interesó, además de una banda sonora más que aceptable, la relación de esta peli con otra de los noventa que se llamaba The Commitments, dirigida por Alan Parker. Salvando las, para muchos de vosotros (lo sé), abismales distancias, el eje de la película es similar, la de un chico de una personalidad definida que acaba siendo el manager de una banda musical a la que imprime su sello personal de acuerdo a sus influencias musicales... En The Commitments, el chico (Jimmy) tiene claro desde el momento uno que va a ser el manager, y monta él mismo el grupo de acuerdo a sus gustos musicales basados en el soul. En Bandslam, el protagonista (Gaelan Connell) acaba siendo el manager del grupo gracias a las malas artes de una rubia explosiva (Aly Michalka) que quiere montar un grupo para oponerse al de su ex-novio. En The Commitments el grupo empieza formandose con deshechos sociales y acaba siendo un gran grupo de soul, con un cantante de voz desgarradora y en la que la trama gira en torno a la construcción y deconstrucción del citado grupo. Una película arrasadora, filmada en el Dublín de principios los 90 y, bajo mi punto de vista, totalmente recomendable. En Bandslam, la trama gira en torno a un concurso de bandas de rock juveniles, pero que en el caso del grupo (I can't go on, I'll go on), gracias al sonido que quiere imprimir Will (Gaelan Connell) acaba teniendo (como en la película de Parker) una sección de viento, así como violonchelo y piano además de los clásicos guitarra, bajo y batería al mando de la voz de Aly Michalka. Vanessa Hudgens, Sa5m en la peli, es el aliado perfecto para Will, joven atormentado por sus rarezas y timidez pero con apabullantes conocimientos de música rock. Evidentemente las diferencias entre ambas películas son tantas que no cabrían aquí, pero una cosa me ha llevado a la otra de forma ... ¿natural?.

Y con unos mimbres tan fabulosamente preparados para conseguir el típico fiasco de película, se monta una trama que entretiene mientras da cuenta de un elenco de canciones y grupos más que recomendables (teniendo en algún caso, por qué no decirlo, que taparte los ojos por la vergüenza ajena). De alguna manera, el director Todd Graff es capaz de sortear las papanatadas típicas de las comedias de jóvenes americanos a través de una dirección de personajes más que correcta y un guión que al menos no hace llorar. Además de conseguir una respetabilísima banda sonora incluyendo grupos locales de Austin que ya me gustaría volver a oír. Nombrar también el momento Friends, ya que Lisa Cudrow hace de madre de Will (cielos, ya es -soy- tan vieja?) aunque para mí es de lo peor de la peli, y el simpático cameo de David Bowie, de quien es la primera canción que suena en la peli (Rebel, Rebel).

Debo tener un alma un tanto pop (por lo de popular), y capaz todavía de engancharse a historias de adolescentes tímidos y chicas guapas, concursos y problemas prescindibles, pero gracias a que ninguno de vosotros ha visto ni verá Bandslam y a que tampoco The Commitments (aunque ésta deberíais) esta entrada tendrá los mínimos comentarios para ponerme a parir. Es la ventaja de jugar con pelis marcadas.