Más colores, por favor

Llevo unos días dándole vueltas al tema de la educación. Ya sé que es un asunto, como tantos otros, en el que los españolitos nunca nos pondremos de acuerdo. Al igual que en otras facetas de nuestra existencia en la piel de toro, existen diferentes posiciones inamovibles que preferimos mantener e imponer antes que llegar a un acuerdo normal y corriente entre personas civilizadas, asumiendo cuales son los mínimos que necesitamos como sociedad, y posteriormente buscando los aspectos concretos de nuestro interés  (padres, profesores y políticos - religión, horarios, temáticas e intensidad) fuera del debate, de las aulas y de los niños. 

Me pongo tan triste, y me doy tanta cuenta de que sin llegar a esos mínimos acuerdos las teorías de Sir Ken Robinson (ojo, charla en 2006!!!) están a infinitos años luz, que no quiero hablar de esto. Sería otro monólogo estúpido en un blog irrelevante de un país de pacotilla y en un tema que me toca por profesión y como padre.

En vez de eso os traigo un trabajo entre artístico y lúdico de la artista Toshiko Horiuchi, una serie de parques de juegos para niños que ella ha diseñado y fabricado usando cuerdas entretejidas de colores y que, al parecer, a los niños les encanta. Ella decidió dedicarse a estas cosas cuando, en una exposición, unos niños le pidieron subirse a una de sus instalaciones basadas en cuerdas. Les dejó; y desde entonces empezó a desarrollar increíbles proyectos, algunos de los cuales podéis ver aquí. No es lo mismo que una buena discusión sobre educación en la cual enzarzarte sin llegar a ninguna conclusión (salvo que el contrario es idiota). Pero me encanta ver que los niños tienen todavía la suerte de querer jugar y de no enterarse de lo que los adultos nos llevamos entre manos. Toshiko les ayuda con sus colores, con su trabajo y con su imaginación. Más colores y menos leyes, por favor.










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