Angelines

Hace unos días, pocos, noté en las estadísticas de éste, mi modesto blog, que la página que un día prometí a Angelines Villacampa sobre Susín recibía un número anormalmente alto de visitas. Ya me había ocurrido en otra ocasión, enlazado por una página de facebook dedicada a los pueblos tranquilos, pero aquí me di cuenta que estaba pasando algo diferente. Hoy, me he enterado. Angelines Villacampa, aquella mujer que conocí en el año 2002 (ya hace más de 10 años) cuando quise visitar el pueblo que yo creía abandonado, ha muerto.


Con ella, al igual que ocurrió en Ainielle, en Berbusa, en Otal, en todo el Sobrepuerto, se va la vida, el último suspiro, las últimas ilusiones de uno de los lugares más maravillosos que hay en el Prepirineo Aragonés: Susín.

A pesar de que volví en 2009 e hice las fotos que están enlazadas en la página del blog, no he podido dejar de ir a buscar mis primeras fotos, realizadas en 2002 en diapositiva y blanco y negro. Las fotos en color estaban digitalizadas y subidas a mi antigua página web (ya desaparecida) donde durante muchos años fue visitada por muchas personas con el título: 'Susín, donde la soledad no duele'. Esta fue una promesa que le hice a Angelines antes de irme del pueblo aquel día, con el objetivo de que más gente conociera ese lugar y la lucha contra el tiempo que una única mujer, con los únicos medios de su tenacidad (tozudez dirían algunos) y sus manos, mantenía vivo, con olores y ruidos, con personas, uno de los últimos pueblos semihabitados del Sobrepuerto. La página web desapareció con el tiempo (olvidada también) pero volvió dentro de este blog cuando volvimos a verla en 2009. Volví a comprometerme en que no se olvidaría ese lugar donde la soledad no duele. Me alegró saber que se acordaba de mi y que conocía de la página web. Cuando le dije que se había perdido en un cambio de disco duro, me dijo que había que volver a ponerla en marcha. Eso hice.



He encontrado además las fotos impresas en blanco y negro. Y entre ellas una foto de Angelines, a la puerta de su casa (casa Mallau) a la sombra, con las hojas de las plantas moviéndose a su alrededor mientras, sin advertirlo, cerraba los ojos cuando yo hacía la foto. Curiosamente, vista hoy en día, eso le da precisamente un toque mágico que ya anunciaba lo imposible de su lucha. Siempre en las películas nos enamoramos de las causas perdidas llevadas con dignidad, y eso es precisamente lo que nos ofrecía Angelines y que hemos sentido todos los que la hemos conocido. En su casa, en la iglesia que amaba tanto y que no quería que se cayese, en las eras infinitas bañadas del color del otoño, en su chimenea grande y antigua, en la única calle que tenía Susín, quedará durante una temporada, todavía, su presencia y su recuerdo. Y para que no se olvide, aquí va, otra vez, un pedazo de la historia y algunas de las fotos de Angelines y de Susín. No sé cuánto durarán las cosas en Susín sin que caigan y sean arrolladas por la maleza, pero en nuestro recuerdo siempre quedará el alma de una persona que se resistió a que su pueblo se perdiera. Siempre cuento que en 2002, cuando la conocí, su único objetivo es que el pueblo oliera a fiesta, y para ello se afanaba cocinando en esa maravillosa casa sin electricidad ni agua corriente. 

Qué difícil va a ser en este mundo de mentiras y corruptelas seguir amando las cosas sencillas y los sentimientos honestos. Pero ahí estamos. Como Angelines, sin reblar.

















Fotos de 2002 y 2009. Para más información, podéis ver este video

Comentarios

  1. Tengo totalmente mitificado Susín por tus fotos y las historias que contabas de esta señora, una gran pérdida. Espero poder ir algún día aunque ya nunca vaya a ser lo mismo...

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    1. En cuanto llegue un poquito de primavera juro que hacemos una excursión de domingo. OK?

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