Verano I: El Bronx

De vuelta ya de las vacaciones, voy a tratar de poner algunas entradas relacionadas con mi veraneo, con fotos si es que ello es posible :-). La primera de ellas tiene que ver con el viaje que realizamos a la ciudad de Nueva York a finales de julio. Una vez más, y ya es la quinta, me quedé impresionado con el dinamismo y fuerza de esta ciudad que está, otra vez, rehaciéndose y mutando en una ciudad más grande, más fuerte, más poderosa. La doble sensación de atracción (por todo lo comentado, por ser quizás la ciudad del mundo más cosmopolita) y de repulsión (por ser el auténtico templo del dinero y el poder conviviendo con la miseria más feroz) se mantuvo una vez más. Pero he de reconocer (me estoy haciendo viejo) que cada vez el brillo de la ciudad única se sobrepone a la miseria: sobre todo porque cada vez la están escondiendo mejor.

Uno de los aspectos interesantes de este viaje es que nos salimos del cogollo de Manhattan: cogimos un hotelito delicioso en Harlem, dedicamos un día a pasear por Brooklyn, y toda una mañana nos llevó nuestro anfitrión, Bernardo, a visitar el Bronx. Harlem y Brooklyn ya no tienen [tanta] fama de sitios complicados (siempre hay gente que le da miedo verse rodeado de gente de otras culturas), pero el Bronx sí. A pesar de ser la casa del estadio de los Yankees, u hospedar el parque más grande de Nueva York, o uno de los zoos más grandes del mundo, el Bronx tiene zonas que es mejor no visitar solo... como cualquier sitio. 



Nuestro guía nos dijo que el Bronx era similar a París. No le creí, pero al mirar las cifras, el Bronx tiene 110 Km2 y 1,5 millones de personas y París 102 Km2 y 2,2 millones. Como en París, hay zonas muy caras y exclusivas y zonas muy degradadas. Más del 50% de la población del Bronx son latinos (puertorriqueños la mayoría), y más del 30% afroamericanos. Queda un 11% de caucásicos (blancos de toda la vida) y el resto asiáticos. 






Lo que más vimos en el Bronx fueron grafitis. En Nueva York hacer un grafiti está penando con cárcel salvo que el dueño de la pared te haya dado permiso. En el Bronx hay gente que da permiso... y me temo que otros no. Pero en cualquier caso es un festival del arte urbano, y aunque quizás hayáis visto grafitis con más calidad que los que os muestro aquí, el entorno urbano que rodea a estas obras pictóricas les da un aire de realismo que en otros sitios a mi no me llega. Puede ser la sugestión del viajero, no sé, pero algunas de estas pintadas tenían sentido. Un aspecto a destacar es que como hay pocas paredes disponibles, la rotación de obras es elevadísima, y en poco tiempo algunas que conocías desaparecen debajo de otros grafitis.










Una de las curiosidades que te dejan un poco así es que el nombre del Bronx proviene del primer colono holandés que se instaló en la zona y que se apellidaba Bronck. Ya ves. Geográficamente hablando, es el único distrito de los 5 de Nueva York que está en tierra firme y no es una isla. Otra de las curiosidades es que el auténtico Little Italy de Nueva York está en el Bronx, y no en esa calle infecta que queda al lado de Chinatown. Puedo dar fe de que es un sitio alucinante.



Se dice que una de las cosas más impresionantes de Nueva York es que entre dos salidas del metro puede parecerte que estás en lugares distintos del planeta. Se puede ir al Bronx sin problemas siempre que uno sepa dónde se mete, y desde luego que bajo mi punto de vista merece la pena una visita con alguien que conozca un poco la zona.



Comentarios

Entradas populares