Críticas

Uno.- El sábado me fui al cine a las 10 de la noche y no vi el partido. Me involucro demasiado y en el fondo qué mas da, el Barça iba a ganar de todas formas. La única forma de ganarle es no dejarle jugar (de la forma que sea), y eso ya lo demostró, aunque malamente, Mou el año pasado. De todas formas, el Madrid no ganará al Barça hasta que muestre un mínimo de humildad. No que la muestre al mundo, sino que se la crea, que vaya al partido sabiendo que va a perder y que la única forma de ganar es mucho curro y un poco de suerte. Sabía que iban a perder porque toda la prensa daba por hecho que iban a ganar. Y ellos también. Y ahí está, la puerta de Alcalá. Por pedir, que vuelva Guti por favor. Al menos antes le echábamos la culpa de todo.

Dos.- La película que fui a ver ayer me gustó mucho. Se llama 'Un Dios salvaje' la dirigió Roman Polanski y a partir de este momento está todo lleno de spoilers. Quedáis avisados.


La película comienza con un incidente entre dos niños cuyos padres quedan posteriormente para arreglar las cosas de forma civilizada. Los personajes interpretados de forma magistral por Jodie Foster y John C. Reilly como padres del niño Ethan y  Kate Winslet y Christoph Waltz (qué error ver la película doblada, por Dios) como padres del agresor Zachary se enredan en una convencionalidad en la que nadie cree en el fondo, como poco a poco se irá desvelando. Curiosamente, el personaje más 'odioso' es el de Jodie Foster por otra parte el personaje más humano o que tiene intenciones más cercanas a lo que sería un mínimo de honestidad y humanidad, mientras que el más simpático y empatizante es el de Christoph Waltz, por otra parte el personaje más abyecto y con menor sentido de lo que es un poco de humanidad (es abogado :-P). Al menos estos dos personajes son sinceros y no esconden sus posiciones desde un primer momento, ya que los otros dos personajes (brutal en todos los sentidos Kate Winslet) cambian radicalmente sus posturas iniciales según se calienta la conversación y muestran una catadura moral falaz y sin principios. La forma de llevar toda la trama que ocurre, como en casi todas las adaptaciones de obras de teatro, en una misma habitación, es muy inteligente y rayando en lo divertido, pese a que estamos asistiendo a través de estas cuatro personas a un fresco de nuestra sociedad occidental, a una muestra de lo que somos y en lo que nos hemos convertido. Chapeau, Sr. Polanski. 

Tres.- En lo que nos hemos convertido, o en lo que nos vamos a convertir, se muestra abiertamente en la otra gran noticia del fin de semana (aparte del partido quiero decir): la consecución de un acuerdo en el ámbito europeo, aunque haya que haber dejado a un lado a la Pérfida Albión (¿alguien le ha dicho a Cameron que cuando tiras las cartas ya no puedes seguir apostando al poker?). Todos los líderes europeos, especialmente la alemana, encantados de joder al personal por un quítame allá esos minolles y diciendo adiós a un lidereso que ya ha jodido bien a los suyos previamente pero que no quiere jugar porque no se le vea jugando con los demás, no vaya a ser. 


Yo he sacado de estos días y estos meses unas enseñanzas, que comparto con vosotros aun cuando no estéis de acuerdo conmigo o se os importe una higa, que ya puede ser: una de ellas es que los líderes políticos no tienen ni zorra idea de qué se está cociendo ni de por qué. Cuentan con asesores que tratan de explicarles (espero) que el casino en el que se ha convertido el mundo necesita desesperadamente, entre otras cosas, que alguien dé una imagen de solvencia, pero cada uno de esos asesores le cuenta una imagen de solvencia distinta a cada líder o lideresa, por lo que todo el mundo cree que sabe lo que tiene que hacer, pero es mentira. No tienen ni f*** idea. Improvisan y cuando se juntan en plan bilateral yo creo que hablan de chorradas con cara seria para que nos creamos que saben lo que tienen que hacer. La segunda cosa que he aprendido es que los alemanes especialmente, pero los ingleses no se quedan atrás (vaya, los dos países con prima más baja), han estado mintiendo a sabiendas y poniendo el foco en países como España e Italia para salvar su culo y el de sus bancos, algunos de los cuales deberían estar ya en bancarrota. Veremos si les sale bien la jugada, pero a mi ya no me la dan. Cada año que pasemos en crisis me acordaré de sus madres y padres cuando entre al baño. Finalmente, la tercera cosa que he aprendido me parece tan de perogrullo que no entiendo por qué nadie con una carrera de económicas sale a explicarlo en la tele (igual es que no lo entiendo del todo): si nos obligamos a no gastar más de lo que ingresamos y eso implica echar a gente a la calle al reducir todo tipo de gasto social, al año siguiente deberemos volver a reducir los presupuestos, disminuir el gasto social y echar más gente a la calle para volver a cuadrar las cuentas, y así hasta que no haya cuentas. Lo único que podría romper este círculo vicioso sería que las empresas, ante un adelgazamiento tan tremendo del sector público, tengan un rebote espectacular que permita al estado recaudar más a través del impuesto de sociedades y... vaya, casi que necesitaríamos que se imprimiera un poquito más de dinero (pofavó) para que alguien pueda invertir algo sin tener que vender la casa, la mujer y los niños. 

Pero bueno, los 'expertos' dicen que estas Navidades la cosa va a ir un poco mejor que el año pasado, así que levantemos las copas y digamos... Prost!


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