Jose Mari

Mi hijo pequeño acaba la primaria y por tanto tendré a mis dos chavales en la secundaria el próximo año. El profesor de este año de mi hijo pequeño se llama Jose Mari. Jose Mari también fue profesor de mi hijo el mayor, y es necesario, quiero escribir una entrada para agradecerle a él, en representación de todos los profesores que se preocuparon por mis hijos o por cualquier otro chaval (o chavala), su dedicación y, sobre todo, su voluntad de, en colaboración con los padres, hacerlos mejores personas.
Esta entrada no va sobre escuela pública o concertada o privada, pero Jose Mari es un profesor tipo de lo que yo entiendo que tiene que ser la escuela pública. Un lugar donde todos son admitidos, incluso si son personas con una discapacidad física o cognitiva, donde conviven niños de diferentes estratos sociales y económicos y donde todos tienen parecidas oportunidades de mejorar y ser lo que quieran ser (las mismas oportunidades no se tendrán nunca, tampoco soy tan idealista). Jose Mari echa para adelante a los chicos (y chicas) y es capaz de poner ideas donde otras veces solo se pone estómago.  
Jose Mari te dice a la cara lo que no quieres oír, pero te propone opciones para que la cosa mejore. Es optimista hasta la muerte y aunque no les subirá la nota si no lo merecen, lo chavales le adoran. No es un obseso de los deberes y en vacaciones les pide que jueguen.
Me siento afortunado de que mis hijos hayan tenido profesores excelentes en infantil (ay Mari Paz y Asun...) y primaria (secundaria es otra guerra) y que hayan podido crecer personal y emocionalmente en un colegio donde a nadie se excluye. Vivimos en una sociedad que cada vez está más polarizada, en azules y morados, en rojos y naranjas, en policías y cacos, en periodistas y políticos, en twitter y por correo, en el tráfico y en el deporte, en brexits o remainers. Necesitamos llenar las aulas de Jose Maris, debemos enseñar a nuestros hijos a convivir y respetar la opinión o forma de ser del otro. Hay que enseñar el valor del esfuerzo, pero no del esfuerzo por el esfuerzo, como cada vez oigo más por ahí, sino del esfuerzo por lo que merece la pena, el esfuerzo con cabeza, el esfuerzo con corazón.
Acabado este curso siento la necesidad de agradecer a Jose Mari y a todos los Jose Maris que hay en este mundo  su dedicación, pero sobre todo quiero apoyarles para que sigan sacando a los chavales (y chavalas) adelante y que con su ejemplo les muestren que las cosas se pueden hacer simplemente bien y que una Sociedad sana necesita unas buenas dosis de tolerancia y educación. 

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