Mentiras

Voy a empezar esta entrada tal y como la pensaba acabar: no hay nada tan opuesto a la mentira como la mirada de un niño. Les educamos en la paz, en la verdad, en el amor... y posteriormente les mandamos a un mundo en el que casi todo es mentira. Hacemos de ellos la mejor versión de la Sociedad sólo para ver cómo se va pudriendo con los años. Si así educamos a los niños, será que esos valores son los adecuados y que merece luchar por ellos ¿verdad?

Photo by Larm Rmah on Unsplash

Vivimos en una Sociedad en la que prima la mentira. Soy muy poco de pensar que cualquier tiempo pasado fue mejor, pero en mis 52 años de edad no recuerdo un momento en el que se mintiera tanto y tan descaradamente y, lo que quizás es peor, que no importe nada. La frase publicada en medios de un partido político acerca de un manifiesto leído recientemente, y que había sido criticado por sus falsedades, era: "El manifiesto contiene una gran parte de veracidad". Por tanto, a sabiendas, tenía una pequeña parte de falsedad.  La mentira y su compañera la medio verdad -o la omisión deliberada- campan a sus anchas y todos ya tenemos claro que una mentira, en el fondo, es aquello que llamábamos un pecado venial. No tiene tanta importancia porque si algo tiene claro esta Sociedad en la que vivimos es que conseguir el objetivo es más importante que los medios que pongamos para conseguirlo. Y como se nos ha repetido hasta la saciedad que el objetivo, el resultado es lo importante (y no el camino que nos lleva hasta él) perdonamos la mentira del adolescente, del futbolista que se tira a la piscina, del familiar, del amigo, no digo ya de aquellos que se creen que sus objetivos y resultados son lo más importante, caiga quien caiga. Trump lleva más de 7.000 mentiras o medias mentiras desde que empezó su mandato, y eso que Estados Unidos era supuestamente un país que aborrecía la mentira. Y aquí viene uno de los principales culpables de la muerte de la verdad, la honestidad o la dignidad. La trinchera. Hay otros culpables, evidentemente, como empresas que se mienten para ahorrarse unas perrillas que no pagan a sus colaboradores o directamente personas que mienten porque quieren hacer daño a otras personas. Pero la trinchera es la más peligrosa, porque (lo vemos en twitter todos los días) se prefiere mil veces mentir a dar la razón al contrario. Los avezados mentirosos ya ni siquiera mienten directamente sino que cuentan la verdad a medias, sacada de contexto o atribuida a terceras personas. Y aún peor es la gente que se cree las mentiras y piensan que son verdad sólo porque ratifican su forma de pensar.

La única forma de combatir esto es tratar de ser radical en la lucha contra la mentira. No permitirla en ningún caso. Que te dé tanta vergüenza como a un niño que te pillen mintiendo. Que socialmente un mentiroso sea un paria. Lo veis difícil, ¿verdad? Lo es. Todos, en mayor o menor medida mentimos un poquito, aunque sea por no quedar mal, aunque sea una mentira piadosa. Pero nos tiene que avergonzar. Nos tenemos que sentir mal. Y es que si no batallamos contra la mentira, vamos a meternos en una cueva muy oscura y las cosas se nos pueden volver en contra. Mirad esto:


Es Jennifer Lawrence a la que le han colocado la cara de Steve Buscemi.  Es decir, han puesto la cara de un hombre, y feo, en la cara de una de las mujeres más bellas del planeta. Y tiene sentido. Ríe, parpadea y habla exactamente como Jennifer Lawrence. Es lo que se viene a denominar un Deepfake (es decir, una mentira en la que hemos introducido técnicas de inteligencia artificial para conseguirla). Podéis ver el video original del que parte aquí

¿Con esto qué quiero decir? Que cada vez va a ser más complicado delimitar la frontera entre la verdad y la mentira. En muchos casos ya nos está pasando, pero cuando por ejemplo alguien dice que has hecho algo que no has hecho, es al otro al que corresponde la carga de la prueba. Puedes estar tranquilo. Pero ¿qué ocurre si ese otro dispone de una prueba casi perfecta de algo que hiciste aunque realmente no lo hicieras? Estamos empezando a llegar a este punto. Al punto en el que analistas informáticos forenses deberán delimitar si alguien manipuló un video, una foto, un audio en el que te incriminan. Sin contar con la famosa frase de que una mentira repetida mil veces se hace verdad, algo que se puede conseguir sin mucha complicación gracias a las redes sociales y sus ejércitos de aliados y bots.

Da mucho miedo. Y por eso, la mejor defensa a largo plazo es la honestidad. Llevamos años con una burocracia asfixiante en el sector público para evitar las irregularidades, cada vez más filtros y auditores... sin emplear un sólo minuto en lo realmente importante: seguir siendo niños. Enrojecer al mentir. Sentirte mal si lo haces. Señalar al que miente perjudicando a un tercero. Despreciar la mentira y hacérsela pagar al político con nuestra indiferencia. Rellenar las trincheras y entender que quizás el otro tiene razón o al menos está diciendo la verdad. Argumentar siempre con la verdad por delante, aunque debilite nuestra posición. Pagar lo que nos corresponde. Mirar con los ojos del niño que fuimos.

Comentarios

  1. Yo creo que hoy se miente igual que siempre. Pero con amplificadores más grandes y con más descaro. La era del internauta informado y escéptico nunca ha llegado, tenemos al alcance de la mano ser críticos y no queremos. Por ahí nos han calado. Si sumas los nuevos medios de confusión...
    Como dices, la única solución es el compromiso personal. Porque si no estaremos corriendo con los ojos vendados hacia el abismo.

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    1. Esa es mi preocupación, que no tengo muy claro cómo vamos a torear con la gente que tenga medios y pocos escrúpulos... pero igual sí tienes razón que siempre ha sido así. Confiemos en la razón y en el género humano.

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