Vuelta a los orígenes

Estoy preocupado. O no, no estoy seguro. La cuestión es que ya sabía (de hecho lo he comentado animadamente en tertulias de salón variadas, yo que soy un bocazas vocacional) que en muchos casos según te haces mayor vas volviendo a tus orígenes hasta acabar siendo de viejo una copia de ese niño que fuiste, abandonando a veces ideas y convicciones que adoptaste en tu premadurez-juventud y adoptando a menudo y sin darte cuenta las de tus padres y mayores.

Así, resulta que ahora, cuando enciendo el mp3, solo me apetece escuchar a Volbeat, Airbourne y Kiss (Juanjo te odio. O te amo, tampoco sé). Parece que tengo otra vez 15 y he llegado a pensar en serio ir al Wacken (aunque sé que va a ser complicado...). Cualquier cosa que no tenga muchas guitarras me empieza a cansar. Salvo la música disco, pero esa es una dualidad que también tenía a los 15...

Para acabar de fastidiarla, gracias a tener hijos pequeños he de ver muchas películas de dibujos animados. ¡Me chiflan! El otro día vi Up y casi me da un síncope. Admito que soy fan de Bob Esponja y de Phineas y Ferb... ¡WTF!

Finalmente, me encanta jugar y leer. Me aburren las reuniones chungas. Disfruto los minutos y lo único que echo de menos de verdad es que las horas de mayor duren lo que duraban las horas de pequeño. Sé que me vais a decir que todo el mundo a los 40 sufre alguna de estas... como Cary Grant en Monkey Business... por eso creo que no estoy preocupado... o sí, no sé. :-P